PASEO DE LAS FORTIFICACIONES
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Alió
Explicación Esta ruta, que comprende los baluartes, las murallas y las fortificaciones de la ciudad, pretende propiciar el descubrimiento de uno de los mejores activos turísticos tortosinos. Como parte integrante de esta ruta tenemos el castillo de la Suda (5), impresionante testimonio arquitectónico de la ciudad andalusí que contiene el único cementerio árabe al descubierto de toda Cataluña y un Parador de Turismo. El itinerario practicable, en una primera fase, está integrado por los tramos que afectan las Avanzadas de San Juan (8), el castillo de la Suda (5) -Bien de Interés Nacional-, los Jardines del Príncipe (7), la Plaza de la Immaculada, el Paseo de Ronda y la Torre del Célio (10). El recorrido está señalizado mediante paneles indicativos, traducidos a diferentes idiomas. Estas señales con plano se localizan en las Avanzadas de San Juan, el Paseo de Ronda, la Plaza de la Immaculada y la Torre del Célio (esta última a la espera de ser colocada cuando acaben las obras del lugar). También hay señales de seguimiento que ayudan a identificar el itinerario hacia los Jardines del Príncipe, las Avanzadas de San Juan, y las calles Vandellós y Figuereta. La ruta es practicable a pie o en bicicleta. De este modo, nuestra ciudad ofrece al visitante la posibilidad de descubrir y gozar de un nuevo producto turístico. MURALLAS Y RECINTOS FORTIFICADOS Uno de los conjuntos de arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII más representativos del Estado se encuentran en la ciudad de Tortosa, que, en calidad y en extensión, posee uno de los espacios fortificados más importantes de la Península Ibérica. Tortosa fue considerada plaza fuerte desde muy antiguo. El hecho de controlar tanto la ruta fluvial litoral en la desembocadura del río, como la vía terrestre (Vía Augusta), paso obligado entre Barcelona y Valencia, la convirtieron consecuentemente en un núcleo urbano importante en cuestiones comerciales y estratégicas. El núcleo defensivo y militar tortosino tenia la clave del río Ebro y al confluir en su territorio Cataluña, Aragón y Valencia se fue reforzando a lo largo de los siglos. Además de los vestigios de muralla romana que la arqueología va sacando a la luz, el conjunto fortificado más emblemático de nuestra ciudad es el castillo de la Suda, alcazaba del siglo X, situado entre una colina que domina el río y el entramado urbano que lo rodea. Tortosa conserva, sin embargo, parte del recinto amurallado medieval construido en el siglo XIV, en diferentes sectores de la ciudad, del cual nos han llegado algunos de los portales que controlaban los accesos al núcleo urbano. Están presentes todos los elementos propios de una construcción compleja de este tipo, a saber: diferentes fosas defendidas por baluartes con sus troneras correspondientes para establecer las piezas de artillería, y otros elementos arquitectónicos, como pasos de ronda, cuerpos de guardia y accesos cubiertos entre los diferentes cuerpos del conjunto. La categoría de plaza fuerte de primer orden, la quinta de Cataluña, quedó eclipsada a finales del siglo XIX. En 1931 salió de la ciudad el último destacamento que quedaba, aunque la guarnición de la ciudad la habían compuesto fuerzas de todas las Armas. Murallas medievales de Remolins, Torre del Célio y Puerta de los Judíos: Este sector de fortificación se extiende por la banda NE del recinto amurallado de la ciudad, donde se sitúa el barrio de Remolins, y actualmente conserva sin variaciones su trazado y una buena extensión del paso de ronda. La mayor parte del tramo corresponde a lienzo de muralla, a excepción de las torres fortificadas en ambos extremos, al pie del barranco, la denominada Torre del Célio o Grande, y en la parte elevada, los restos de dos torres cuadradas que han quedado integradas en la estructura de las avanzadas de San Juan, a las cuales se adosa. En este largo recorrido, a la altura de la calle de la Figuereta, se abre el Portal de los Judíos, también conocido como Puerta del Ferre. Este acceso secundario, justo en medio de la muralla medieval que cerraba el barrio judío, daba paso, extramuros, al cementerio de los judíos y en tiempos de grandes avenidas del río, tenía la misión de facilitar el acceso a los huertos de fuera de las murallas y a los pueblos de la orilla izquierda. El sector, mayoritariamente del siglo XIV, sufrió modificaciones significativas en la parte superior de los paños de muralla, donde se observa la instalación de aspilleras y donde el típico perfil almenado de época medieval ha desaparecido en parte. Avanzadas de San Juan: Este conjunto fortificado, conocido como avanzadas y/o hornabec, empezó a construirse en la segunda mitad del siglo XVII y comprende dos cuerpos de fortificación de la época y un tramo de fortificación anterior. El acceso al interior urbano se realizaba por el primer cuerpo de fortificación. Este bloque fortificado presenta un amplio foso alargado y acabado en punta de flecha y, aunque forma parte de un sistema más complejo, podría propiamente ser totalmente independiente. El cuerpo superior está dominado por diferentes fortines y baluartes, enlazados entre sí (primeras avanzadas, camino de acceso, revellín, baluarte cubierto – cuerpo de guardia, foso principal, patio de armas, contramuralla norte y sur y foso interior). El segundo cuerpo de fortificación está formado por dos medios baluartes de planta poligonal unidos por un paño de muralla. En el extremo oeste se adosa a la muralla del siglo XIV, separada del conjunto del siglo XVII, por un foso estrecho y profundo. Finalmente, encontramos el tramo defensivo del siglo XIV, al cual se une todo el complejo defensivo que se ha ido edificando a lo largo de los diferentes períodos históricos. Fortín del Bonet: Formó parte del segundo recinto defensivo del Rastro. Está formado básicamente por un único baluarte rodeado por un foso estrecho. Elemento defensivo de carácter individual, liga al mismo tiempo con el entramado de fortificaciones urbanas mediante murallas como las del Rastro de los siglos XVII-XVIII. El cuerpo principal tiene la planta poligonal y adaptada a la plataforma del montículo donde se ubica. Su interior conserva dos niveles (en el inferior se conservan dos naves subterráneas y en el superior aspilleras y troneras para la artillería). Las dos naves de bóveda de cañón fueron destinadas probablemente a polvorín. Exhibe un gran escudo heráldico de una personalidad no identificada. Sector de fortificaciones de la colina del Sitjar. Portal de Tarragona y baluartes de la Victoria, de las Cruces y del Santo Cristo: Tiene su antecedente en el trazado medieval que se remonta como mínimo a la década de 1340 pero que alcanzó la mayor efervescencia constructiva en los lienzos de muralla entre los años 1367 y 1369. El trazado conservado corresponde a la obra de fortificación iniciada en la segunda mitad del siglo XVII, cuando todo el recinto amurallado fue adaptado a las nuevas necesidades militares de la época y el único elemento medieval que permanece es el antiguo portal de Tarragona, también llamado de Santa Clara o del Milagro, y la torre de planta octogonal que se le adosa. El sistema de defensa utilizado, conocido como Vauban, comporta una transición del bastión circular o cuadrado al angular y, de este modo, las torres medievales cuadradas son sustituidas por baluartes edificados con planta poligonal, con la orientación adecuada para cubrir todos los flancos de la muralla, y preparados para la instalación de piezas de artillería. El baluarte de la Victoria, mediante dos tramos de muralla, queda conectado con el fortín del Bonet y el baluarte de las Cruces. Otro lienzo monumental del siglo XIV baja a Santa Clara y al Rastro. Desde las Cruces a la Victoria se conserva un foso de notables dimensiones. Fuerte de Orleans: Construido en el sector más meridional, toma el nombre del Duque de Orleans, quien ordenó construirlo, una vez los franceses se establecieron en la ciudad durante la guerra de Sucesión. Se erigió sobre una plataforma elevada de gran valor estratégico y de difícil acceso y comunicaba originalmente con el recinto fortificado del sector del Sitjar. Lo conforman dos semibaluartes, uno de trazado triangular y el otro de planta poligonal cerrada en un espacio interior muy irregular. En la parte superior, hay numerosas troneras para las piezas de artillería y algún flanco con aspilleras y en el interior se localizan cámaras estrechas y restos de otras dependencias subterráneas. Fuerte de Tenaces: Obra de fortificación exterior, sin flancos, su construcción se realizó probablemente en la primera mitad del siglo XVIII y su sistema defensivo dio respuesta a las nuevas exigencias militares de la época. Fue concebido como avanzada defensiva del sector norte de la muralla de Remolins. Tenía una capacidad de alojamiento para cien hombres. A finales del siglo XIX, cuando desapareció el Gobierno Militar, no fue vendido a la ciudad y excepcionalmente pasó a manos privadas.
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